Campaña 2015. Recomendaciones

ENFERMEDADES, PLAGAS Y MALEZAS
Enfermedades

Las condiciones hídricas que se están presentando en Tucumán desde noviembre de 2014 son altamente predisponentes para el desarrollo de algunas de las principales enfermedades en los cítricos. La cantidad de lluvias, pero sobre todo la continuidad de éstas y la elevada humedad relativa del ambiente favorecen la infección de las enfermedades producidas por hongos y bacterias. De noviembre a marzo, periodo durante el cual ocurre la infección de las principales enfermedades que afectan los frutos de limón en Tucumán, se han registrado valores mensuales de días de lluvia, milímetros caídos y de horas de mojado foliar que duplican o en algunos casos triplican los de la campaña pasada, especialmente en las áreas del Centro y Sur de la provincia. Estos parámetros son críticos ya que los patógenos requieren agua sobre los tejidos vegetales para germinar e iniciar así la infección. El exceso de agua además vuelve más susceptibles a los tejidos de los frutos, hojas y raíces; y dificulta las tareas de aplicación de fungicidas-bactericidas preventivos y por ende el manejo sanitario de la plantación.

Las enfermedades que pueden verse más favorecidas son la cancrosis, la melanosis y las pudriciones de los frutos y radiculares, debido a que los patógenos que las causan son dispersados por el agua. En lotes jóvenes con presencia de cancrosis, enfermedad de gran importancia para la exportación por ser cuarentenaria para la Unión Europea, se observa como es habitualmente, un progreso de la enfermedad desde fines de diciembre hasta la fecha, afectando especialmente a los frutos de la segunda floración. Se han observado infecciones tardías y también ataques tardíos del minador de los cítricos al igual que la campaña pasada, insecto que al dañar los brotes abre heridas favoreciendo la penetración de la bacteria. La melanosis, enfermedad que afecta la calidad externa del fruto, suele presentarse en bajos niveles de severidad salvo en áreas pedemontanas muy húmedas. En esta campaña se observan altos niveles de incidencia y severidad, incluso en otras zonas, debido al aumento de las lluvias y horas de mojado foliar, factores que hacen incrementar bruscamente los niveles de melanosis.

Más que la cantidad de lluvia caída, lo que aumenta la incidencia y severidad de las enfermedades son los periodos en que las plantas permanecen mojadas, dados por la cantidad de días con lluvia que están ocurriendo, la frecuencia de las mismas y las condiciones de alta humedad relativa. Durante fines de otoño, invierno y primavera del presente año, si bien inferior a la media histórica, el volumen de lluvia, la cantidad de días con lluvia y las horas de mojado foliar fueron superiores a 2013. Para algunas localidades esta diferencia fue más marcada con valores que superaron el doble de lo registrado en la pasada campaña. Por lo tanto, la floración de primavera se desarrolló bajo condiciones ambientales altamente predisponentes para las enfermedades, que se prolongaron durante el cuaje y continúan hasta la fecha, momento en que el fruto está el pleno crecimiento.

El comportamiento de las lluvias contribuye a una mayor liberación del patógeno desde los sitios donde sobrevivió durante el invierno, como ser estructuras que se forman en las ramas secas y también lesiones viejas presentes en ramas, hojas y frutos. Asimismo, favorecería a una mayor dispersión pasiva de los patógenos arrastrándolos hacia los tejidos susceptibles. Finalmente, las condiciones para la infección se ven también favorecidas ya que los patógenos requieren entre otros factores la presencia de agua libre sobre los tejidos vegetales durante un periodo prolongado para germinar e iniciar la infección.

Si consideramos el complejo de enfermedades más importantes que afectan al fruto de limón, debemos tener en cuenta que el periodo de infección es prolongado, iniciándose desde la pre-floración con las enfermedades a las que llamamos «tempranas», como botrytis y melanosis, cuya incidencia seguramente se incrementará por la presencia de tejidos secos en el interior de las plantas como consecuencia de las fuertes heladas del 2013 y que aún no fueron removidos. A fines de primavera y principios de verano, se produce generalmente la infección de cancrosis, enfermedad que tiene una variación muy marcada según las lluvias que se registren sobre todo en los meses de verano, a lo que debe sumarse el efecto negativo del granizo ocurrido en algunas zonas en noviembre, generando nuevas puertas de infección para la bacteria. Hay otras enfermedades como la mancha negra de los cítricos que requieren medidas de control químico durante todo el periodo de crecimiento del fruto aunque su momento crítico son diciembre y enero. Todas las medidas que se realicen en campo también incidirán en las podredumbres de poscosecha.

El manejo de estas enfermedades se basa principalmente en la prevención mediante la aplicación de productos cúpricos de acción fungicida y bactericida. No obstante, para el caso de mancha negra, enfermedad de importancia cuarentenaria, se recomienda el uso los mismos combinados con estrobilurinas, las cuales brindan una mayor protección del cultivo frente a este patógeno. Al ser los cúpricos productos de contacto, la eficacia de los tratamientos no sólo dependerá de la correcta selección del activo y su dosis, sino también de la frecuencia y la calidad de aplicación, donde se deben ajustar todos los parámetros con el objetivo de lograr una buena cobertura de la planta.

Como consideración final, se debe destacar que el nivel de sanidad que se alcance dependerá del manejo sanitario integral que haya recibido cada lote o finca particular desde su plantación. Este incluye además de los controles químicos mencionados, tareas culturales dirigidas principalmente a disminuir el nivel inicial de patógeno en el campo. Entre estas, la poda de ramas secas en el interior de las plantas adultas y la remoción de los frutos viejos deben ser consideradas parte del manejo de las enfermedades. Plagas

Monitoreo de las principales plagas de cítricos.

Ante la inminente llegada del verano los problemas causados por plagas que afectan los cítricos se incrementan, por lo que es necesario que los productores refuercen las actividades de monitoreo para realizar los controles en tiempo y obtener fruta de excelente calidad.

Entre las principales plagas que afectan a los cítricos de nuestra provincia, se recomienda monitorear las siguientes plagas:

Huanglongbing o HLB

A pesar de estar ausente en la provincia de Tucumán, el monitoreo de Diaphorina citri insecto vector de la bacteria Candidatus Liberibacter spp agente causal de la enfermedad conocida como “Huanglongbing” o “HLB” es de suma importancia para su rápida detección y control lo que le permitirá a la provincia de Tucumán nuestra mantener el estatus de zona libre de D. citri .

El pico poblacional de esta plaga se produce en primavera / verano, coincidente con los flujos de mayor brotación, que son los sitios preferidos por el insecto para la oviposición.

Para el monitoreo se recomienda observar con la ayuda de una lupa 10X los brotes tiernos, donde podrán observarse los huevos que son de forma oval con un extremo aguzado y color amarillo / anaranjado. También podrán detectarse las ninfas que presentan una coloración anaranjada con dos antenas de color negro.

Los adultos de D. citri, pueden monitorearse mediante la colocación de trampas pegajosas de color amarillo. Las mismas deben disponerse en la parte exterior de los árboles a una altura de 1,6 m de altura. Las trampas se distribuyen en los perímetros del lote a una distancia entre trampas de 250 a 500 m. Las trampas deben ser revisadas cada 15 días en la época de primavera y verano y mensual durante el invierno.

La sección Zoología brinda capacitaciones gratuitas para la identificación de D. citri como así también asesoramiento para la colocación de trampas.

Para mayores informes contactarse a los tel 4521000 int 220 o 213 o bien por mail a zoologia@eeaoc.org.ar

El trips de las orquídeas, Chaetanaphothrips orchidii (Moulton)

Ataca todas las especies produciendo importantes daños en quintas comerciales. El principal síntoma es una mancha bronceada irregular o en forma de anillo en la epidermis del fruto, lo que deprecia su valor como fruta para exportación. Estas lesiones están limitadas a zonas de contacto entre frutos; fruto-rama y fruto-hoja. La plaga es capaz de provocar graves pérdidas económicas debido a su elevado potencial de daño y alta capacidad de dispersión. Presenta un tamaño muy pequeño que le permite refugiarse en distintas partes de las plantas escapando así al efecto de algunos insecticidas.

Por lo tanto es necesario realizar el monitoreo a campo revisando los ramilletes de frutos que se encuentren en contacto entre sí. Para ello se recomienda utilizar una lupa de mano de 20 X y abrir los frutos que están en contacto y contabilizar las ninfas y adultos de los trips (recordar que estos insectos son de tamaño pequeño, de color amarillos y en el caso de los adultos presenta alas con manchas oscuras). También se puede muestrear en frutos en contacto con hojas o ramas.

La cochinilla roja australiana, Aonidiella aurantii (Maskell)

Puede provocar daños severos en los cítricos. Si bien esta plaga afecta distintos órganos de la planta (hojas, tronco, ramas y frutos), en esta época el principal daño lo ocasionan al atacar los frutos, los cuales son cubiertos por los escudos de las cochinillas, lo que causa la depreciación del fruto.

En el caso de esta plaga, se recomienda la inspección visual de los frutos. Para ello se deben tomar por lote una muestra al azar de 30 frutos provenientes de la parte media / baja de la planta y contabilizar los escudos por frutos. Un análisis más detallado requiere revisar en laboratorio los escudos para determinar si las cochinillas están vivas o muertas. En el caso de obtener valores de más del 10 % de los frutos con 5 o más cochinillas vivas, se recomienda tomar una medida de control.

Malezas

La producción de limón y sus derivados se destina principalmente a la exportación, donde los mercados son muy exigentes en cuanto al cumplimiento de normas de calidad y a los límites permitidos de residuos en el producto final. La solución no pasa solo por el descubrimiento de nuevas fórmulas o combinaciones de herbicidas; se requiere que sus componentes estén registrados en Senasa, que no sean restringidos en el país de destino y que se utilicen de manera tal que no persistan en cantidades mayores que las aceptadas en esos mercados, entre los que hay diferentes exigencias.

Los casi 30 años de empleo excluyente del glifosato en las quintas cítricas, fue en desmedro del registro de otros herbicidas con este destino. Algunos de ellos que todavía figuran para nuestro país ya no se producen, tienen baja disponibilidad o están prohibidos en el exterior. Actualmente contamos con muy pocos productos para manejar los actuales problemas de malezas, de los cuales, algunos deben ser utilizados de manera preventiva (residuales) que es una práctica ya olvidada.

Es necesario aumentar la diversidad en los mecanismos de acción de los herbicidas aplicados y para ello estamos realizando ensayos con nuevas moléculas como indaziflan y flazasulfurón (ya registradas) y productos que son normalmente utilizados en otros países exportadores (cletodim, haloxifop, fluazifop, glufosinato de amonio, etc.) pero que no cuentan con registro local, por lo que a continuación y según los resultados, se deberán realizar las gestiones para lograr su registro, con todas las complejidades que este proceso implica.

Si bien solo se registra una especie con un biotipo resistente (Echinochloa colona), son varias la especies tolerante a glifosato que son están generando problemas en Tucumán. Las primeras fueron diferentes especies de enredaderas y la Santa Lucía, a las que ahora se suman los Trichloris, la “rama negra” (Coniza bonariensis) y una gramínea “dura de controlar” que es la Steinchisma laxa.

La diversidad de especies problemas y la edad de la plantación determinan manejos diferentes, mediante el empleo de herbicidas cuya eficiencia dependerá del estadio de la maleza y las condiciones ambientales. Los tratamientos y momentos de aplicación más convenientes constituyen una difícil decisión que el Técnico deberá contemplar teniendo en cuenta el momento de la campaña y el destino de la producción para saber que herbicidas puede utilizar y con ellos planificar. Cabe aclarar que para las certificadoras de calidad, es importante el empleo de la marca comercial que registró el activo en el Senasa.

A través de los ensayos realizados, se pudo observar una particularidad en el caso del diuron, ya que si bien se trata de una activo residual y preemergente, para el control de Echinochloa colona fue eficiente independientemente del tamaño de la maleza al momento de la aplicación, situación que no se repitió con las otras especies problemas. Si no podemos utilizar a ese herbicida, debemos controlarla antes que emerja mediante el empleo de oxifluorfen, otro residual.
El glifosato continúa siendo el factor común en el manejo de las quintas cítricas, pero hay que saber con qué debe ser combinado para el control de los problemas específicos. En ese sentido, existen activos con registros relativamente recientes en nuestro país, tales como Starane (enredaderas), Heat y Sumisoya (eficientes en el control de “rama negra” y Santa Lucía) que deben ser considerados. En el mismo sentido, también conviene revalorizar las primeras técnicas de control químico recomendadas localmente, las cuales estaban basadas en el empleo de productos con amplio espectro de control (diuron, oxifluorfen e indaziflam (Allium).
Es necesario recordar además que se debe cuidar el traslado de semillas con los diferentes implementos, tales como máquinas cortadoras de pasto pulverizadoras.