En el marco de su ciclo de videoconferencias on line, la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC) llevó a cabo una jornada referida a fertirriego y nutrición en citrus, presentada por técnicos de la Sección Suelo y Nutrición de la institución.
Previamente, se realizó una disertación a cargo de la ingeniera Lorena Soulé Gómez, de la Sección Agrometeorología, quien presentó las condiciones agrometeorológicas durante la campaña actual, para el cultivo del limón.
Entre los puntos más destacados, la técnica indicó que en la campaña 2020-21, desde octubre y hasta abril, las temperaturas máximas medias mensuales a lo largo del área citrícola fueron normales con respecto al promedio de referencia (1996-2018), salvo los meses de septiembre y diciembre donde las mismas fueron superiores a lo normal en algunas localidades. Asimismo, en el extremo norte del área analizada, las temperaturas máximas absolutas superaron los 40ºC desde octubre hasta diciembre. En el resto de las localidades, este umbral solamente fue superado en octubre.En cuanto a las precipitaciones, en la zona norte y sur predominaron valores muy por debajo de lo normal, desde marzo 2020 hasta abril 2021, lo que evidencia la sequía en su extensión. En la zona centro del área citrícola, a partir de noviembre y hasta la fecha los registros tendieron a normalizarse.Una de las características destacadas de lacampaña fue la heterogeneidad en la distribución de las precipitaciones, siendo el almacenaje de agua en el suelo, tanto en la zona norte como en la zona sur, muy inferior al de la campaña 2019-20 en todo el período. En la zona central, si bien comenzó con una mejor situación que la campaña anterior, la extensa sequía estacional de esta campaña hizo que el almacenaje estuviera muy por debajo de los acumulados hasta enero de 2020. Recién a partir de finales de febrero y hasta abril, aumentó el almacenaje de la presente campaña alcanzando las condiciones de capacidad de campo. Otro factor a considerar es que como consecuencia de la gran cantidad de días nublados desde febrero y hasta abril, la radiación solar registró valores por debajo del promedio de referencia.
La sumatoria de todos estos factores seguramente tendrá una incidencia en el evolución de los calibres de la fruta a cosechar.
FERTILIZACIÓN
El ingeniero Roque Correa, de la Sección Suelos y Nutrición Vegetal, se refirió al manejo de la nutrición nitrogenada en limonero.
El nitrógeno es el elemento más determinante en la nutrición vegetal, tanto para el crecimiento y desarrollo del cultivo como para la definición del rendimiento final. El profesional señaló que particularmente el cultivo cítrico es muy demandante de este nutriente y sus necesidades pueden variar de 250 a 400 kg de N por hectárea según la capacidad productiva del cultivo, la densidad de plantación y el tipo de suelo.“En esquemas productivos de alto rendimiento, aproximadamente el 30% de esta necesidad es cubierta por el nitrógeno del suelo y el resto es aportado por la práctica de la fertilización”, remarcó.
Según puntualizó Correa, el nitrógeno posee muchas funciones estructuralesy metabólicas, además es componente de la clorofila. “La planta puede almacenarlo en sus hojas cuando este no es usado y removilizarlo hacia nuevos tejidos cuando es requerido en la generación de nuevos órganos. Debido a esta movilidad, los síntomas de clorosis por deficiencia se observan primero en hojas viejas y en casos más severos la planta puede perder estas hojas y además reducir su brotación, floración y cuaje de fruta”.
Respeto a la determinación de la dosis de fertilización exacta, el ingeniero sostuvo que depende de muchos factores, los cuales pueden ser muy variables a lo largo de las campañas. “No existe un indicador certero para definirla. Las dosis de fertilización, épocas de aplicación y fraccionamientos surgen de experiencias locales de largo plazo que nos brindan información que se ajustan a nuestras condiciones”, explicó.
Principales consideraciones
-El empleo de dosis crecientes de N de 100 gramosde N por planta multiplicado por la edad de la planta a partir del primer año de vida, resultan adecuadas para plantas jóvenes que se encuentran en crecimiento y desarrollando rendimientos progresivos. “A partir del décimo año de vida estas últimas características se estabilizan y los aportes de N se fijan en 80 a 90 gN planta por año (o sea 800 a 900 gpor planta), lo que totaliza 250 a 280 kgN por hectárea dependiendo de las condiciones de fertilidad de cada lote. El estado nutricional resultante del uso de estas dosis debe ser comprobadO mediante el análisis foliar de nutrientes cada tres a cuatro años, el cual se basa en la comparación del contenido de nitrógeno, fósforo y potasio con contenidos de referencia relacionados con máximos rendimientos. Esto permite, en caso de ser necesario, realizar ajustes a nuestro plan de fertilización”.
-En plantas jóvenes es conveniente fraccionar la dosis tres a cuatro veces entre los meses de junio y noviembre, concentrando los mayores aportes en las épocas de mayor demanda (floración, brotación y cuaje). “En estos casos el fertilizante debe ser bien dispersado en un área dos veces la proyección de la copa. Para plantaciones adultas, las experiencias demostraron que una sola aplicación invernal provee un nivel de nitrógeno adecuado para cubrir la demanda anual en la mayoría de las situaciones. La dispersión aquí debe realizarse en dos bandas de 1,5 a 2 metros de ancho a cada lado de la hilera del cultivo, el centro de dicha banda debe coincidir con el límite del vuelo de la copa”.
-En el mercado existen muchos fertilizantes nitrogenados con distinta concentración, características y tipo de reacción en el suelo, que se ajustan a diversas situaciones y modalidades de uso. “Los mismos son objeto de constante estudio por parte de nuestra institución y la recomendación es no variar las dosis de nitrógeno según se utilice uno u otro”.
-“Por último se debe señalar que la fertilidad edáfica o aptitud del suelo de entregar nutrientes a la planta, no solo depende del contenido de los mismos sino también de características físicas y biológicas del suelo. La caracterización del suelo mediante su muestreo y análisis, y el empleo de distintas prácticas que apuntan al manejo sustentable del recurso también repercutirá en mejoras de la nutrición nitrogenada”.
RIEGO Y FERTIRRIEGO
Posteriormente, el ingeniero Francisco Sosa expuso sobre el mantenimiento y operación de equipos de riego presurizado. En ese aspecto, Sosa puntualizó que el riego presurizado suplementario en las plantaciones cítricas de Tucumán constituye una práctica agronómica que contribuye a estabilizar la producción interanual, aumenta la eficiencia de la fertilización a través del fertirriego y puede tener algún efecto positivo sobre el calibre de la fruta.
“La utilización de estos equipos de riego está limitada a épocas del año donde las precipitaciones son escasas y en muchas ocasiones el equipo de riego está sin uso varios días, incluso meses. Antes del inicio de la nueva campaña de riego es fundamental realizar tareas de mantenimiento para asegurar el correcto funcionamiento del equipo de riego en los momentos de mayor necesidad”, subrayó el profesional.
Los componentes del sistema de riego presurizado generalmente son los siguientes:
“En cada componente del sistema se deben realizar tareas de mantenimiento previo y durante la campaña de riego”, detallóel especialista. Añadió que “para una correcta operación del equipo de riego/fertirriego se debe contar con un adecuado diseño agronómico e hidráulico, con datos de presión y caudales en los distintos puntos del equipo, características de los emisores, tiempos de avance, diámetros de cañerías, características de las válvulas, los filtros y otros componentes del equipo, calidad del agua, automatismos, etc. Es fundamental la capacitación de los operarios y la revisión periódica de todos los componentes”.
Señalótambién que “el mantenimiento preventivo demanda menos recursos y es más eficiente que las medidas correctivas”.
Finalmente, Sosa mencionóque el manejo agronómico del riego es muy importante por el costo del mm y su impacto sobre la producción. “Resulta fundamental contar con información de suelo (capacidad de almacenaje de agua, profundidad de raíces, limitantes edáficas), aportes hídricos (lluvia y milímetros de riego aportados), demanda hídrica del cultivo (evapotranspiración), calidad del agua (salinidad, dureza, sodicidad, aporte de nutrientes). Contar además con un registro frecuente de humedad de suelos a distintas profundidades permitirá generar un balance hídrico del suelo a partir del cual se tomarán decisiones más acertadas en cuanto al manejo del riego. Los registros de variables de la planta como diámetro de fruta, tronco, potencial hídrico, temperatura, etc., permitirán optimizar aún más la práctica”, especificó
La EEAOC recuerda que todas las jornadas pueden verse en su canal oficial de Youtube, link https://www.youtube.com/watch?v=w59smt9iNGE&list=PLcH7mJf11evsGFnI6MB1l4QeB9c_XHDlw