El período más conveniente para la aplicación se extiende desde la brotación hasta pleno macollaje (de principios de octubre a mediados de noviembre, para las condiciones ambientales de la provincia de Tucumán). Las aplicaciones tardías -frecuentes en cosechas de fin de zafra- disminuyen la eficiencia del nutriente. En Tucumán se ha comprobado que las aplicaciones en diciembre generan menores beneficios y retrasan la maduración de los cañaverales, reduciendo así tanto la productividad a nivel cultural como en azúcar.
Las dosis de urea tradicionalmente recomendadas fueron establecidas en un contexto muy distinto al actual, con variedades de menor potencial productivo y suelos deteriorados debido a la quema de residuos de cosecha. Hoy, la prohibición de esta práctica y la permanencia de los residuos de cosecha sobre el suelo han establecido un sistema más favorable desde el punto de vista ambiental, al contribuir a la protección del suelo y a la mejora de su fertilidad.
En este nuevo escenario, la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) lleva adelante investigaciones orientadas a ajustar las recomendaciones de fertilización, buscando adecuarlas a condiciones más sostenibles y a la realidad de cada productor.
Una ventaja adicional de estos fertilizantes es la posibilidad de aplicarlos directamente sobre la superficie del surco y sobre los residuos de cosecha, sin necesidad de incorporación mecánica. Esto no solo implica un menor consumo de combustible, gracias al uso de tractores de menor potencia, sino que también reduce las emisiones asociadas a las labores de campo.
No obstante, si bien los fertilizantes sintéticos continúan siendo los más utilizados en la práctica, el subprograma Agronomía de la Caña de Azúcar de la Eeaoc impulsa investigaciones orientadas a fomentar alternativas más respetuosas con el ambiente. Entre ellas, se evalúa el empleo de biofertilizantes, bioestimulantes y fertilizantes foliares de alta eficiencia como herramientas capaces de sostener la productividad, al tiempo que reducen los costos y minimizan el impacto ambiental.
El contexto actual de altos precios de fertilizantes nitrogenados refuerza la necesidad de recurrir a estas alternativas que, además de disminuir los costos, pueden mejorar los rendimientos. A ello se suma la creciente ocurrencia de condiciones meteorológicas adversas (escasez de lluvias y elevadas temperaturas) que intensifican el estrés hídrico y térmico. Frente a este escenario, la aplicación de bioestimulantes foliares representa una práctica con fuerte potencial, ya que favorece los procesos fisiológicos de la planta, permitiendo una rápida recuperación del cultivo y su uso es recomendado en momentos próximos al cierre del cañaveral.
La implementación del uso de nuevas tecnologías constituye un pilar fundamental para el desarrollo de prácticas agrícolas más eficientes, con menores costos, ambientalmente favorables y capaces de generar mayores ingresos para el productor.