Estamos en un momento clave que define la vida del cañaveral. La plantación es una las etapas más críticas en la producción de caña de azúcar, ya que es determinante para lograr un cañaveral bien establecido, con una adecuada población de tallos y longevo. Por otro lado, representa aproximadamente el 20% del costo total de producción. Es fundamental tener presente que los errores que se cometan durante esta etapa impactarán en toda la vida del cañaveral.
Entre los puntos más importantes a considerar se encuentran: la elección de la variedad, la calidad de la caña semilla, el diseño y la época de plantación, la preparación del suelo y la densidad de plantación.
El uso de caña semilla de Alta Calidad aumenta el rendimiento cultural y permite utilizar menor cantidad de semilla, disminuyendo por lo tanto los costos de plantación.
Al plantar debemos contar con caña semilla joven (caña planta o soca 1), preferentemente de 7 a 10 meses de edad, la cual debe estar sana, siendo necesario realizar previamente el diagnóstico sanitario correspondiente. Para asegurar la calidad de la caña semilla el productor debe utilizar material proveniente de lotes semilleros que han cumplido con todas las medidas de manejo y control que aseguran la sanidad, identidad genética y vigor de la simiente. Los productores pueden acudir a los técnicos del subprograma de Agronomía de la Caña de Azúcar de la EEAOC para recibir asesoramiento sobre este tema.
En cuanto a las variedades, podemos decir que constituyen la tecnología más económica y eficiente para aumentar la productividad. En los últimos años el Subprograma de Mejoramiento Genético de Caña de Azúcar de la EEAOC ha liberado nuevas variedades, de buen comportamiento productivo, que deben ser probadas por los productores para evaluar cuáles son las que mejor se adaptan a las condiciones agroecológicas de su zona y a sus posibilidades de manejo.
Con respecto al diseño de plantación, en Tucumán, en general, los mejores resultados se logran con los surcos de base ancha (0,40 m a 0,60 m en la base del surco) a una distancia de 1,60 m entre surcos.
En nuestra provincia, la época de plantación más frecuente es la de otoño invierno (entre mayo y agosto) y resulta fundamental tener en cuenta algunas limitaciones tales como: la disponibilidad de caña semilla (en caso de ocurrencia de heladas), la baja temperatura del suelo que retrasa la brotación y emergencia y la disminución del contenido de humedad del suelo, entre las más importantes.
En cuanto a la preparación del suelo, la misma debe responder a las necesidades de cada lote y, en general, comprende una serie de tareas cuya finalidad es lograr un ambiente adecuado que permita el buen desarrollo radicular y el establecimiento de una cepa vigorosa.
La densidad de plantación es otro de los aspectos a tener en cuenta y se refiere al número de yemas por metro lineal de surco. Al utilizar caña semilla de alta calidad y, realizando las tareas de preparación de suelo y plantación en forma correcta, no deberían usarse más de 15 a 18 yemas por metro.
El troceado de la caña semilla es una práctica que favorece la brotación de todas las yemas del tallo. En las plantaciones manuales la estaca debe tener de 3 a 5 yemas o sea entre 50 y 60 cm de longitud aproximadamente. En las plantaciones mecánicas se utilizan estacas de menor tamaño para facilitar la distribución de la caña semilla. Cabe destacar la importancia de mantener la sanidad de la semilla de alta calidad, para lo cual resulta fundamental la desinfección de herramientas de corte, cosechadoras, carros y de todos aquellos implementos que tengan contacto con la caña semilla. La desinfección puede realizarse con amonio cuaternario al 1 %.
Finalmente les recomendamos a los productores que al momento de realizar la plantación dediquen toda su atención a cada una de las tareas que se llevan a cabo en ésta etapa, de manera tal de obtener cañaverales más productivos y longevos. Debemos recordar que de malas plantaciones nunca nacen buenos cañaverales.