El jueves se realizó el tradicional “Día de Campo de soja, maíz, poroto y sorgo” de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) en su campo experimental Monte Redondo en Overa Pozo. Estuvo orientado a productores, técnicos e interesados en la producción de granos.
Se mostraron diferentes actividades con exposiciones, recorridas por macroparcelas de cultivares de soja y maíz, por ensayos de poroto y por ensayos de manejo de malezas, de enfermedades y de insectos de estos cultivos. Los asistentes pudieron ver los diferentes trabajos de investigación en los diferentes cultivos de granos en la provincia, trabajos de gabinete, referidos a economía, biotecnología, imágenes satelitales, entomología y los de laboratorios en fitopatología, semillas y suelos. Técnicos de los proyectos Soja, Maíz y Sorgo del Programa Granos disertaron sobre aspectos técnicos vinculados a la producción, y sobre los cultivares comerciales y su comportamiento fenológico. Y comentaron sobre los cultivos en macroparcelas y su manejo. Técnicos de Fitopatología difundieron los resultados del relevamiento de las principales enfermedades de los cultivos de esta campaña, y su manejo.
La Eeaoc presentó variedades recientemente liberadas de soja

La recorrida de las macroparcelas de variedades comerciales de soja durante el tradicional Día de Campo de Soja, Maíz, Sorgo y Poroto de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) fue conducida por José Sánchez. Estuvo acompañado por técnicos de los distintos semilleros participantes, quienes tuvieron la oportunidad de presentar sus cultivares frente al numeroso público presente. Este ensayo de macroparcelas es uno de los 16 sitios de la Red de macroparcelas de del NOA que coordina la sección Granos de la Eeaoc desde hace más de 25 años. En esta campaña, 12 semilleros colaboraron con semillas para la implantación de estos ensayos, contado con un total de 28 variedades -más de la mitad, nuevas liberaciones-. La genética presentada, seleccionada para la Red por cada semillero para las condiciones de nuestra región para desarrollar su mejor potencial productivo, es de amplio espectro de grupos de madurez (desde GM V largo hasta GM VIII intermedio), así como de eventos biotecnológicos. Respecto de esto, se mostraron variedades RR (resistentes a glifosato) y las más recientes con tecnología Enlist (con tolerancia a tres herbicidas) y Conkesta (Enlist con el agregado de protección contra los principales lepidópteros plaga del cultivo). Incluida en la Red también fue presentada la variedad Tukuy, nacida del Programa de Mejoramiento Genético de la Eeaoc, que ya cuenta con algunas campañas de evaluación, presentando buen comportamiento, sobre todo en esta campaña, ya que, a pesar de las complicaciones climáticas ocurridas, pudo defender estructura, presentando un desarrollo óptimo.
Al cierre de la recorrida de soja se presentaron también dos materiales nuevos de la Eeaoc, destacándose Churi, variedad que recientemente liberada, por su tolerancia al nematode del quiste, Heterodera glycines.
Se observó una buena interacción e intercambio entre los asistentes y los técnicos de los semilleros y de la Eeaoc. Quedó demostrado el interés de los primeros en conocer el comportamiento de las variedades, tanto nuevas como estables, para evaluar la incorporación de estas en su esquema productivo.
Durante el Día de Campo de Soja, Maíz, Sorgo y Poroto de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), Carmina Fandos, jefa de la sección Sensores Remotos y Sistemas de Información Geográfica (SIG) de la entidad, presentó un relevamiento de la superficie cultivada con soja y con maíz.
Se realizó un relevamiento de la superficie cultivada con estos cultivos, mediante el análisis de imágenes satelitales Sentinel 2A y 2B, obtenidas entre enero y el 7 de marzo del año en curso. Se estimó que el área sembrada con soja alcanza las 185.580 hectáreas, lo que representa un incremento de un 11,2% (unas 18.700 hectáreas), respecto de la campaña anterior.
La superficie sembrada con maíz se estimó en 50.420 hectáreas, lo que indica una fuerte disminución de un 44,2% (39.860 hectáreas), en comparación con la campaña precedente.
El análisis de la variación respecto del ciclo agrícola anterior mostró descensos en la superficie en todos los departamentos. Las mayores disminuciones se registraron en Graneros y en Cruz Alta, con cerca de 7.500 hectáreas menos en cada caso. Los descensos porcentuales más notables se observaron en La Cocha (el 73%) y en Cruz Alta (el 67%).
Para evaluar el estado general de los cultivos, se analizó información del Índice de Vegetación por Diferencia Normalizada (NDVI, por sus siglas en inglés). En soja, los valores de NDVI en febrero y marzo fueron inferiores a los de la campaña anterior, lo que sugiere un menor desarrollo de biomasa. Los departamentos La Cocha y Cruz Alta presentaron valores superiores a la media provincial, indicando un mejor estado general de los cultivos en relación a la situación provincial.
“Existen en la actualidad varios cambios recientes en la susceptibilidad de plagas clave en soja y en maíz, lo que requiere estar muy atentos a su evolución y a su comportamiento”, subrayaron Augusto Casmuz y Alejandro Vera, técnicos de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), durante un conversatorio técnico en el cual se abordaron cuatro especies de gran impacto en la campaña 2024/2025.
• Rachiplusia nu: crece su impacto sobre la tecnología Conkesta. Con el restablecimiento de las lluvias durante la campaña actual, se observó un incremento en la presencia de lepidópteros plaga en soja. Entre ellos, Rachiplusia nu fue la especie que más se destacó, debido a su comportamiento inesperado frente a la tecnología Conkesta. Aunque esta plaga no era considerada un blanco específico de dicha tecnología, los daños registrados este año indican un cambio en su susceptibilidad. “Detectamos un aumento significativo en la incidencia y severidad de daños en lotes con Conkesta”, advirtió Augusto Casmuz.
• Helicoverpa zea: una plaga que exige precisión. Otra especie que encendió alarmas esta campaña fue Helicoverpa zea, sobre todo por su relación con la proteína Vip3A. “Encontrar más de una oruga por espiga en ciertos lotes es un indicador preocupante”, señaló Casmuz. Vera añadió: “La ventana de vulnerabilidad de esta plaga es muy corta, y eso nos obliga a actuar con extrema precisión: monitoreos frecuentes y decisiones de control oportunas son fundamentales”.
• Spodoptera frugiperda: la tecnología aún resiste. En el caso de Spodoptera frugiperda, los resultados fueron más alentadores. “La tecnología Vip3A sigue funcionando bien, tuvimos otro año con buen control”, explicó Casmuz. Sin embargo, ambos señalaron que hubo fallas puntuales en aplicaciones foliares, aunque más relacionadas con factores climáticos y problemas en la calidad de aplicación que con resistencia a los insecticidas en sí.
• Dalbulus maidis: el vector que marcó la campaña. Para cerrar, los investigadores abordaron la situación de Dalbulus maidis, vector del complejo del achaparramiento del maíz, protagonista indiscutido de la campaña pasada. “La diferencia entre campañas fue abismal. Este año los incrementos poblacionales se registraron fuera del período de susceptibilidad del cultivo”, explicó Casmuz.
Frente a este escenario, destacaron que algunas prácticas culturales resultaron claves: “La elección de híbridos más tolerantes y el ajuste de fechas de siembra hicieron una gran diferencia”, sostuvo Casmuz. Ambos coincidieron en la importancia de sostener el monitoreo más allá del período de susceptibilidad del cultivo. “Generar información continua nos va a permitir anticiparnos y mejorar el manejo año a año”, añadió Vera.
Respecto al control químico, Casmuz concluyó con una reflexión práctica: “Aprendimos que actuar con baja incidencia marca la diferencia. El momento de intervención es clave, y llegar tarde puede condenar el resultado del manejo”.
Debido a ello la campaña 2024/2025 deja una enseñanza clara. “Las plagas cambian, y con ellas debe evolucionar también la forma de monitorearlas y de controlarlas. La resistencia o pérdida de susceptibilidad ya no es una amenaza futura: es una realidad presente que obliga al monitoreo constante, a la rotación de tecnologías, y a decisiones agronómicas integradas. La clave está en adaptarse, anticiparse y actuar a tiempo”, finalizaron los expertos.